sábado, 25 de junio de 2016

Ojala todo fuera tan fácil como presionar un botón y borrar todo de mi memoria, olvidar cada error, cada momento triste, olvidar a las personas que una vez te prometieron universos enteros pero no te dijeron que solamente lo decían en sentido figurado. Creo que aveces simplemente se debe aceptar que no estas hecha para ser feliz, que todo lo que tienes de repente se te va de las manos, y ya no puedes hacer nada mas que tratar de superarlo, que ya no tienes nada mas y lo único que te queda es escribir todo lo mal que ha quedado tu ser por dentro, al menos con letras, tratar de desahogarlo...
Aceptar que de eso se trata mi vida, que gracias a esto nunca aprendí a contarle a los demás lo destrozada que me siento, que nadie necesita de mi porque no soy ni hago nada especial aquí. Lo que no entiendo es porque la vida trata de darme golpes similares siempre, si ya he llegado a entender que no puedo mantener a alguien en mi vida, a quien le pueda contar todo lo que me suceda, alguien que este conmigo en cada situación, que no se canse de mi, y que no me reemplace tan fácilmente, al menos una sola persona, un amigo, algo verdadero, y sincero, alguien con quien vivir el tiempo, que los años pasen y poder tener millones de recuerdos en común, solamente una persona en quien pueda tener la certeza de que no se marchara, porque a quien le importa todo el mundo, me da igual lo de al rededor, pero tengo una voz, y tengo sentimientos, recuerdos, emociones, y solo quisiera tener a alguien que me necesite y me quiera con todo eso. Lo que puede ser peor es haber sentido tantas veces que tienes a ese alguien pero que de repente abres los ojos y ya se ha ido, o simplemente tienes la oportunidad de observar su presencia en momentos favorables, pero se olvida de ti cuando estas enterrada en un charco de problemas, que no le basta con escuchar tu voz y mirar tus ojos para asegurarte de que pides a gritos un abrazo. Pero para mi todo eso son utopías y debo asimilar de que eso es mi vida, quedarme atrapada en el fango sin esperar que nadie me brinde su mano, tirar la toalla, y volverte una cobarde frente a la depresión. 

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